Etiquetas

viernes, 15 de julio de 2011

Agarro la caja con las dos manos

La una y veinte y no me duermo.

Coca y Fernet con amigos a la vuelta del boliche, en el bar de Av. Pavón y Loria,
justo frente a la parada de colectivos.
En la barra dos choferes,
sus vasos de vino
y una mujer.
Nos levantamos, ruido de sillas,
ella gira la cabeza.
Me enfoca, se levanta,
me pregunta: ¿te vas?
Se acerca, se acerca…, no hay caso, se acerca.
Me mira a los ojos.
Me dice bueno,
otro día entonces,
y me besa.
Apenas un roce, apenas la lengua, una boca blanda.
Sonríe un poco, se vuelve a la barra, me mareo.
En la vereda, el Japo y Carabina se me cagan de risa.
-¡Estás temblando! Juáá, juáá, pará, ¿qué te pasa loco?
Sí, es horrible, tiemblo como una hoja,
me van a cargar toda la vida.
No digo nada, ¿qué voy a decir, si además castañeteo?
Nos echamos un meo en el árbol de las esquina.
¡Pará de temblar, pelotudo, que me salpicás!
Me la sostengo con dos dedos helados: no sale casi nada.

No me duermo.

En el techo hay una grieta que no estaba.
Mi mujer duerme boca abajo.
Antes tampoco estaba, mi mujer.
En la pared, un cuadro: el castillo.
Se levanta entre brumas
y su sombra cubre los pueblos desde allá arriba.
El resplandor de esta noche baña la ventana.
Y yo acá.
Se me viene un loro que tuve, y mi primer perro, Amigo.
Amigo me ladra, pega unas vueltas sobre sí mismo, sonríe,
se contonea entusiasmado,
me muestra cómo yo lo acariciaba al sol
sobre las baldosas del patio.
Me mira, se acerca a la cámara,
mete el hocico en primer plano,
me trata de lamer.
Yo me hago el boludo, me pongo de costado,
agarro un libro de la mesa de luz, lo abro,
leo un renglón, lo dejo.

Cierro los ojos, tiro de la sábana,
me tapo hasta el cuello, abrazo la almohada.

Y yo acá en la noche, y yo acá en el trabajo,
y yo acá en la calle.
¿Me apuro?
Es que mañana arranco a las siete.
¡Dale!
¿Dale?
¿Apurarme qué? ¿Apurarme cómo?
¿Apurarme cuál?
No.
Miro para atrás, por las dudas.
Y para adelante, por las dudas.

La puta que lo parió, no me duermo.

Papá me compra un pollito enano en la estación de Lomas,
al lado del bar al paso,
el del licuado de banana con leche,
el de las empanadas fritas que cuando las mordés te chorreás.
Me lo dan en una caja de cartón con agujeritos, al pollo.
Llevalo vos, me dice papá.
Agarro la caja con las dos manos.
Una tarde el pollo no está más.
Salgo al jardín nostá.
Patio de atrás nostá.
Amarillo, chiquito, nostá.
Mi viejo me dice se debe haber ido,
esos animalitos escapan,
pero tranquilo, alguien lo va a encontrar
alguien lo va a cuidar.
Miro a papá: bigote finito,
pulcro en su chaqueta de médico,
me sonríe.
Tierno papá: me pone una mano en el hombro,
me hace otra sonrisa, callado,
y se vuelve para adentro.
Ok, papá, ok. Nou more pollo papá.
Me voy al jardín de adelante.
Me hamaco y no lloro y no hablo y no lo busco más.
Chirrido de hamaca. Silencio de no-pollo.
Años después me entero: se lo había comido mi perra.
¿Se lo comió todo?
¿Se lo comió un poco?
¿Se lo comió gritaba?
¿Se lo comió se relamía?
¿Mi perrita se lo comió?

Mañana voy a estar hecho mierda.

Pero las mañanas no sé.
Una me levanto con ganas, saludo al diariero,
saludo al del garage, arranco el auto, pongo la radio,
estaciono mal, trabajo todo el día, me río,
termino muerto, vuelvo con hambre.
Otra me levanto, no los saludo,
enciendo la radio, no la tolero, la apago,
arranco el auto,trato de pasar un taxi,
me meto entre dos colectivos,
llego tarde a qué,
tengo que llegar a qué,
estaciono mal, camino apurado,
aparezco en el ascensor del trabajo yo,
me veo en el espejo yo.
Miro mis ojos, acomodo mis pelos.
Mis pelos que son menos.
Mis pelos que eran más.
No se acomodan, pero ya llegué: cuarto piso.
Desaparezco.

Enciendo la luz de la mesa de luz.

Otra vez la mañana.
Mi mano sube sola, con la máquina de afeitar agarrada,
por el espejo del baño.
Barba de tres días, que quede como de tres días.
Un café, el Página, acelero por Bacacay.
Corremos los dos: yo transpiro, el tiempo no.
Insisto, voy,
me agacho, pego unos saltos.
¿Qué pelotudo?
El empedrado patina, pierdo el control,
me voy encima de un auto,
lo choco de costado.
¿El tipo me hace señas de que me meta el dedo en el culo?
Me tira el auto encima.
Se ríe, me grita que me apure,
me grita cosas feas, me insulta.
Yo aplasto la cara contra la ventanilla y le hago un monstruo.
Yo arrugo el hocico y le hago un topo.
Aplasto y arrastro la nariz por el vidrio,
le muestro los agujeros abiertos y los pelos y los mocos.

Apago la luz de la mesa de luz.

La enciendo: miro a mi mujer.
Duerme boca abajo, como un tronco.
Me gusta, mi mujer.
Me gusta la parte del surco de la espalda.
Y la parte que el pelo rubio le cae sobre los hombros
y los lunares en la piel blanca.
Me gusta la parte de la bombacha en la mitad de la raya.
Me calenté.
Pero duerme.
Está en su mundo.
Duerme.

¿Enciendo la luz de la mesa de luz?
¿Otra vez enciendo la luz de la mesa de luz?

Guerra de kinotos, Calle Sixto Fernández, de vereda a vereda.
En la vereda de enfrente los Di Franchesco: Ruli, Pipo, Gui.
Tienen la planta en el fondo de la casa, cargada de kinotos.
Nosotros también somos tres: Odo, Belmonte y yo.
A Belmonte lo traemos porque la hermana está buena.
Aunque es más grande que nosotros y no nos da bola.
Igual lo pasamos a buscar por la casa,
a ver si tenemos suerte y ella se asoma.
Les tiramos dos kinotos, vuelven ocho.
Les tiramos tres, vuelven diez,
Técnica:
1) tirar de a pocos kinotos, para racionar las existencias;
2) tirar el kinoto justito cuando está terminando de pasar un auto.
Así, apenas Gui o Ruli o Pipo lo ven venir, ya se les viene encima
y no les da tiempo a esquivarlo.
Lo mejor es cuando el tiro te sale al medio de la cara.
Un kinotazo en la cara te hace saltar las lágrimas.
Cuando nos cansamos de tirar cantamos ¡tregua! y los comemos.
Son horribles.

Me tomo un Alplax.
¿Con agua?
¿Con whisky, por si las moscas?
Con whisky, por si las moscas.

Sábado a la noche, pasillo de mi casa de Lomas,
acaricio mi primera teta.
La teta es de mi novia y está debajo de una polera azul de lycra.
Nos besamos un rato
mientras acaricio la teta por afuera.
La acaricio despacio y al ratito arriesgo
y mando la mano por debajo.
Siento la piel, me muero, respiro por un hilito,
veo destellos con los ojos cerrados.
Mi mano sube sola y llega al cielo:
se palpa blanca,
se palpa tibia,
creo en el Señor.
Levanto la polera, necesito verla.
La miro la beso, la chupo, tiemblo.
Tiemblo y me acuerdo del Japo.
Tiembo y me acuerdo de Carabina.
los veo que se ríen y me señalan.
Me sacan de onda pero me repongo
y vuelvo a mi teta.
De golpe, una caricia en mi cabeza.
Me asusto, levanto la vista, es mi novia.
Me había olvidado que estaba mi novia.

Me da sueño.
¿Me da sueño?

Quiero dormir, así mañana me levanto temprano y escribo.
Sí.
No. No me creo.
Mañana no me levanto y no escribo.
Mañana después al trabajo.
Mañana voy, mañana hablo, mañana camino,
Mañana después vuelvo y ceno.

La reconcha de la lora, son las cuatro.

Miro a mi mujer cuerpo y cara.
Miro a mi mujer hombros muslos.
Le quiero el cuerpo
Le quiero la boca.
Le quiero el sueño.
Le quiero el alma.

¿Y el efecto del Alplax qué pasa?
Casi las cinco.

Uf:
-Bienvenido, enhorabuena, permítame que le sonría, que lo reciba con gusto, a pesar. Pase por acá. Vea nuestro camposanto: fíjese esas arboledas allá al fondo, y el césped recién cortado, siempre verde. ¿Lo huele? ¿Siente el perfume? ¿Qué le parece?
-Un campo de golf me parece: lindo para reposera. ¿Se puede reposera?
-No, qué ocurrente, claro que no, pero disponemos de esos cómodos bancos de madera, distribuidos de manera estratégica. ¿A quién despedimos? ¿A mamá, a papá, algún abuelito rezagado? Vea, ¿qué me dice de la capilla?
-¿Se puede hacer asado en la capilla? ¿Tiene patio? ¿La podemos usar de quincho, ponemos mesas largas?
-Já, buen sentido del humor, aun en estas circunstancias. Usted me gusta. ¿Lo contacto con el cura?
-Que sea sin responso, le agradezco.
-Ajá. No creyente, ¿eh? Entre nosotros, yo tampoco,
pero, ¿seguro sin responso?
Yo lo haría, por las dudas,
uno nunca sabe qué le espera después.
-Se lo agradezco pero no. Es definitivo.
-Perfectamente, entonces.
Venga, vamos a club-house, así firma los papeles
y aquí no ha pasado nada.
-Diga, ¿venden flores acá adentro?

Firmá, firmá. Firmá en el club house,
firmá que te invitan café,
firmá que después ya te vas.
Firmá todo.
Te compraste una parcela, ¿te das cuenta?
No.
Poné la tarjeta de crédito,
te debitan las cuotas y ni te enterás.
es como si fuera gratis.
Listo, ya la tenés,
Es tuya, la parcela.
¿Estás contento?
No.

Prendo la luz
Agarro el libro.
¿Me duermo?